Creo en la luz,
en aquella inocente luz
reflejada en el muro
que se parece a una monja
y es un rayo intermitente
centellando en la ventana,
y a lo lejos una voz
reclama,
desde aquel vértice apagado
donde cae la luna,
y ya no hay más
que el frío silencio en la piel,
la caricia de una voz
que no dice nada.



© Juan Hurtado

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